DECLARACIÓN DE FÉ
1. Dios: Creemos en un solo Dios, eterno, infinito y soberano, que existe en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14). Cada Persona de la Trinidad es plenamente Dios y coexiste en perfecta unidad y relación (Juan 1:1; Juan 10:30). Dios es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1) y Su naturaleza es amorosa, justa y santa (1 Juan 4:8; Salmo 89:14). Él se ha revelado a la humanidad a través de la creación (Romanos 1:20), las Escrituras y, de manera suprema, en Su Hijo Jesucristo (Hebreos 1:1-2). Creemos que Dios tiene un plan redentor para la humanidad y que Su voluntad es que todos los hombres lleguen al arrepentimiento y a la salvación (2 Pedro 3:9).
2. El Padre: Creemos que Dios es nuestro Padre celestial, la primer persona de la trinidad, quien es amoroso, justo y misericordioso (1 Juan 3:1). Él es la fuente de toda creación (Efesios 4:6) y se relaciona con Su pueblo de manera personal y profunda (Gálatas 4:6). El Padre envió a Su Hijo, Jesucristo, al mundo para redimir a la humanidad (Juan 3:16) y ha establecido un nuevo pacto a través de Su sacrificio (Hebreos 9:15). Creemos que el Padre escucha nuestras oraciones (Mateo 7:7-11) y nos ofrece Su guía y consuelo a través del Espíritu Santo (Romanos 8:14). Como hijos de Dios, somos llamados a vivir en obediencia a Su voluntad y a reflejar Su carácter en nuestras vidas (Mateo 5:16).
3. El Hijo: Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, plenamente Dios y plenamente hombre (Juan 1:14; Colosenses 2:9). Nació de la Virgen María por obra del Espíritu Santo (Lucas 1:35) y vivió una vida sin pecado (1 Pedro 2:22). Él es la imagen del Dios invisible, de la misma sustancia del Padre (Hebreos 1:3); en Él tenemos la revelación completa de Dios (Juan 1:18), la plenitud de Dios está en él (Colosenses 1:19) y es la Palabra (Juan 1:1, 14). A través de Su sacrificio en la cruz, tenemos redención y reconciliación con el Padre (Romanos 5:8). Resucitó al tercer día, asegurando la victoria sobre el pecado y la muerte (1 Corintios 15:3-4), y ascendió al cielo, donde intercede por nosotros (Hebreos 7:25). Él es la verdad y el camino, la única forma de llegar al Padre; por Él y en Él vivimos (Juan 14:6; Hechos 17:28). Esperamos su regreso en gloria para establecer Su Reino y restaurar todas las cosas (Apocalipsis 21:1).
4. La Kenosis: Creemos que la Doctrina del Vaciamiento (Kenosis) se refiere al acto de Jesucristo de renunciar a su gloria divina al asumir la forma humana, tomando la naturaleza de siervo (Filipenses 2:7). Esto no significa que dejó de ser Dios, sino que eligió no ejercer plenamente sus derechos divinos. A través de su obediencia y sufrimiento, nos mostró un modelo de amor y servicio (Marcos 10:45). Su humillación culminó en la exaltación por parte del Padre, quien le dio un nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9).
5. El Espíritu Santo: Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, plenamente Dios (Hechos 5:3-4). Su presencia se manifiesta desde la creación (Génesis 1:2) y actúa en toda la historia de la redención, habiendo estado en los profetas (1 Pedro 1:11) y en Jesucristo (Lucas 4:18). Él convence al mundo de pecado, habita en los creyentes y los capacita para vivir en santidad (Romanos 8:9-11).
6. La Biblia: Creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16), infalible y autoritativa en todos sus aspectos (Salmo 19:7-9). Está compuesta por el Antiguo y el Nuevo Testamento (Mateo 5:17). El Antiguo Testamento es la sombra y la mezcla del misterio que iba a ser revelado (Hebreos 10:1), mientras que en el Nuevo Testamento, ese misterio se manifiesta plenamente en Cristo (Colosenses 1:26-27).
Reconocemos que la Escritura es nuestra única regla de fe y conducta (2 Pedro 1:20- 21), y afirmamos el principio de «sola scriptura», que sostiene que la Biblia es suficiente para enseñarnos la verdad de Dios (Romanos 15:4) y guiarnos en nuestra vida espiritual (Salmos 119:105). Debemos estudiar, meditar y aplicar Su Palabra en nuestra vida diaria (Romanos 12:2) para crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 3:18).
7. El don de Lenguas: Creemos en el don de lenguas como una de las manifestaciones del Espíritu Santo en la vida del creyente (1 Corintios 12:10). Este don se expresa como una forma de oración y alabanza a Dios (1 Corintios 14:2, 15) como una expresión de adoración personal (1 Corintios 14:4). Es un signo del poder del Espíritu en la edificación de la iglesia y del individuo (1 Corintios 14:12). A través del don de lenguas, los creyentes experimentan una profunda conexión con Dios y una mayor intimidad en su vida espiritual personal (Romanos 8:26-27).
8. El Pecado: Creemos que el pecado es la transgresión de la ley de Dios y la desviación de su voluntad (1 Juan 3:4). El pecado entró en el mundo a través de la desobediencia de Adán y Eva, lo que resultó en la caída de la humanidad (Romanos 5:12). Todos los seres humanos son pecadores por naturaleza y por elección, separados de Dios y merecedores de su juicio (Romanos 3:23; 6:23). Sin embargo, Dios en su amor y misericordia nos ofrece redención a través de Jesucristo, quien llevó nuestros pecados en la cruz (1 Pedro 2:24). La obra de Cristo nos invita a arrepentirnos y a vivir en la libertad que en Él proporciona (Hechos 3:19; Gálatas 5:1).
9. La Cruz y Reconciliación: Creemos que la cruz es el medio por el cual Jesucristo, pagó el precio por nuestros pecados y reconcilió a la humanidad con Dios (Colosenses 1:20-22). A través de su sacrificio en la cruz, Cristo rompió las barreras que el pecado había levantado, restaurando nuestra relación con el Padre y trayéndonos paz (Efesios 2:13-16). Su muerte fue un acto de amor supremo, donde tomó sobre sí mismo nuestra culpa y condenación, satisfaciendo la justicia divina (Isaías 53:5). Esta reconciliación es un regalo de gracia, y aquellos que la reciben por fe son justificados y adoptados como hijos de Dios, teniendo acceso directo a Él (Romanos 5:10; 2 Corintios 5:18-19). Además, somos llamados a ser embajadores de Cristo, llevando el mensaje de reconciliación al mundo (2 Corintios 5:20). La cruz es, por tanto, un símbolo de nuestra esperanza y vida eterna que tenemos en Cristo (1 Pedro 1:3-4).
10. La Resurrección: Creemos que la resurrección de Jesucristo es el fundamento de nuestra fe. Al resucitar al tercer día, venció al pecado y la muerte, asegurándonos la vida eterna que poseemos en Él (Efesios 2:6; Juan 5:24). Su resurrección también garantiza nuestra futura transformación para vivir plenamente con Él en gloria (1 Corintios 15:20-22; Filipenses 3:20-21).
11. El Hombre Integral: Creemos que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, siendo un ser integral compuesto de cuerpo, alma y espíritu (Génesis 1:27; 1 Tesalonicenses 5:23). Dios diseñó al hombre para vivir en armonía con Él, consigo mismo, con los demás y con la creación (Mateo 22:37-39; Génesis 2:15). Jesucristo, como el segundo Adán, vino a restaurar al ser humano en su totalidad, trayendo redención no solo al espíritu, sino también a la mente, el cuerpo y las emociones (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 15:45). En Cristo, experimentamos una transformación integral que nos permite ser conformados a su imagen (2 Corintios 3:18; Efesios 4:23- 24). La salvación en Cristo incluye la renovación de nuestra mente (Romanos 12:2), la sanidad de nuestras heridas emocionales (Salmo 147:3), y la restauración de nuestro cuerpo en la resurrección futura (Romanos 8:23). Este proceso nos capacita para vivir en plenitud espiritual, emocional y física (Filipenses 1:6; 1 Corintios 6:19-20).
12. La Iglesia: Creemos que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, siendo el conjunto de todos los creyentes que han sido redimidos por su sangre y nacidos del Espíritu (Efesios 1:22-23; 1 Corintios 12:13). Es un organismo vivo y espiritual, llamado a ser la expresión visible de Cristo en la tierra, llevando el mensaje de salvación y edificando a los creyentes (Mateo 28:19-20; Efesios 4:11-13). La Iglesia es tanto universal como local, unida por una sola fe en Cristo y por el Espíritu Santo, siendo la familia de Dios (Efesios 2:19-22). Su misión es glorificar a Dios y darlo a conocer, extendiendo el Reino mediante la predicación, el discipulado y el servicio (Mateo 5:14-16; 1 Pedro 2:9).
13. La Santificación: Creemos que la santificación es el proceso por el cual el creyente es apartado para Dios y transformado a la imagen de Cristo, mediante el poder del Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 4:3; Romanos 8:29). Esta obra comienza en el momento de la conversión y continúa a lo largo de la vida del creyente, mediante la obediencia a la Palabra de Dios y la rendición a su voluntad (Filipenses 1:6; Hebreos 12:14). Los creyentes son declarados santos, dignos y justos a través del sacrificio de Jesucristo; sin Él, no podríamos ser considerados tales (2 Corintios 5:21; Romanos 5:1).
14. La Oración: Creemos que la oración es la comunicación vital entre el creyente y Dios, esencial para el crecimiento espiritual y la intimidad con Él (1 Tesalonicenses 5:17). A través de la oración, expresamos nuestra adoración, confesión, acción de gracias y peticiones (Filipenses 4:6-7). Jesucristo nos enseñó a orar y prometió que nuestras oraciones serían escuchadas (Mateo 7:7-8; Juan 14:13-14).
15. La Gracia: Creemos que la gracia es el favor inmerecido de Dios hacia la humanidad, un regalo que no podemos ganar ni merecer (Efesios 2:8-9). Es por la gracia que somos salvos y reconciliados con Dios, a través de la fe en Jesucristo (Tito 3:5; Romanos 3:24). Esta gracia no solo nos perdona, sino que también nos transforma y nos capacita para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios (2 Corintios 5:17; Romanos 6:14). La gracia es la base de nuestra relación con Dios y nos impulsa a extender ese mismo favor a los demás (Colosenses 3:13).
16. La Eternidad: Creemos que la eternidad es una realidad inherente a la naturaleza de Dios y a la existencia humana. La Biblia enseña que todos los seres humanos vivirán eternamente, ya sea en comunión con Dios o separados de Él (Juan 3:16; Mateo 25:46).
La vida eterna es un regalo de Dios, prometido a aquellos que creen en Jesucristo como su Señor y Salvador (Romanos 6:23). Esta vida eterna comienza en el momento de la fe y se profundiza en la relación con Dios a través del Espíritu Santo (Juan 17:3). La esperanza de la eternidad nos impulsa a vivir con propósito y a compartir el Evangelio, anhelando el regreso de Cristo y la restauración de todas las cosas (Apocalipsis 21:1-4).
17. El Retorno de Cristo: Creemos en el regreso literal y personal de Jesucristo, quien volverá para llevar a los creyentes a la vida eterna (Juan 14:3; 1 Tesalonicenses 4:16-17).
18. El Discipulado: Creemos que el discipulado es un llamado fundamental y esencial para todos los creyentes. Jesús nos instruyó a hacer discípulos de todas las naciones, enseñándoles a obedecer todo lo que Él mandó (Mateo 28:19-20). Este proceso implica seguir a Cristo y ser transformados a Su imagen, creciendo en fe y reflejando Su carácter en nuestra vida diaria (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18).
19. La Cena del Señor: Creemos que la Cena del Señor, también conocida como la Comunión, es un sacramento instituido por Jesucristo para recordar Su sacrificio y la nuevo pacto que tenemos en Él (Lucas 22:19-20; 1 Corintios 11:23-26). En este acto, los creyentes participan del pan y del vino, símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, proclamando Su muerte y anticipando Su regreso (1 Corintios 11:26).
20. La Familia: Creemos que la familia es la institución divina establecida por Dios desde la creación, destinada a ser un reflejo de Su amor y unidad (Génesis 2:24; Efesios 5:31-32). La familia, compuesta por un hombre y una mujer en el contexto del matrimonio, es el núcleo fundamental de la sociedad.